Àlbum del naufragi

He aquí dieciocho impertinencias en forma de episodios bíblicos y hagiográficos, patrañas irónicas, relatos de pesadillas, mitos estropeados, crónicas negras tragicómicas, cuentos populares, epopeyas falladas, apólogos fúnebres y fabliaux eróticos que delatan un universo humano a medio camino entre aquello que es inquietante y aquello que es absurdo, siempre bajo un paraguas bufonesco. Se retrata la gesticulación del desencanto mediante una colección de ficciones, un “Àlbum del naufragi” de la especie humana. En las tradiciones occidentales y obsesiones personales que el autor ha elegido, este introduce vectores desidealizantes o «realistas», sesgos inesperados, metáforas de decepción que engañan el horizonte de expectativas del lector. El autor aborda situaciones que aparentan un aliento heroico o un prestigio mítico, literario o tradicional, personajes que pretenden haber logrado alguno de los sueños humanos emblemáticos (la invisibilidad, el viaje en el tiempo, la resurrección, la inmortalidad, la persistencia de la memoria...) o peripecias que evidencian la cara oculta de la relevancia que los ha atribuido la tradición occidental (lo suicida permanente, el enfermo secular, el santo desleal...). Finalmente, todo ello desemboca en la más perfecta banalidad o en una situación grotesca, a veces turbadora.

Pep Valsalobre

Nacido en la orilla del Ter, en el barrio de Pedret de Girona en 1956, de padres migrantes españoles, es farmacéutico. El descubrimiento (tardía pero entusiasta) de la literatura y la toma de conciencia sobre la lengua catalana lo llevaron a estudiar Filología Catalana. Desde el 1993 ejerce de profesor en la UdG. Ha publicado numerosos artículos y libros sobre el objeto de sus investigaciones de historia de la literatura catalana del periodo moderno en todos sus géneros y territorios. Es, pues, también filólogo e historiador de la literatura, pero no escritor; a lo sumo es un alquimista que no hace sino reescribir lo que ya se ha escrito, pero desde otra perspectiva, es decir, hace la transmutación: pone en marcha ficciones no desde el espejo distorsionador de la literatura idealizando (épica, mito, hagiografía, elegía, religión...) sino desde lo que evidencia la banalidad humana.