48 bodegons per a una quarantena

Explicaba Fuster que la poesía, además de ambigua y subjetiva, es circunstancial. Nada más oportuno para estos bodegones —si aceptamos que la fotografía también lo es,  ambigua y subjetiva—, porque más allá de la subjetividad del autor y de la carga de ambigüedad que se pueda encontrar, estas imágenes son, de manera inevitable y sustancial, producto de las circunstancias. Publicadas como un tipo de diario de cuarentena en las diferentes redes sociales mientras duró el confinamiento más estricto a causa de la Covid-19, han sido un medio de relación con familiares, amistades y otras personas, Podríamos decir, pues, de estos bodegones, que han sido un tipo de «feedback», una especie de nexo que unía al autor, a pesar de la separación impuesta por el confinamiento, a cada uno de aquellos que cada día las esperaba, las comentaba o las compartía.