Sense memòria no hi ha futur. Actes de les III Jornades de Joves Historiadors i Historiadores de la Universitat de Barcelona

2004. Introducción de Rafael Aracil i Jaume Sobrequés, 400 pp.

La memoria y el futuro son las claves de vuelta que abren paso a una nueva hornada de jóvenes historiadoras e historiadores de los Países Catalanes. El 13, 14 y 15 de marzo de 2003, más de un centenar de jóvenes historiadores celebraron, en el Museo de Historia de Cataluña de Barcelona, las III Jornadas de Jóvenes Historiadores, resultado de un año y medio de intensos preparativos llevados a cabo por la Asociación de Jóvenes Historiadores e Historiadoras de la Universitat de Barcelona. La publicación de las actas sirve para difundir un conjunto de trabajos inéditos que se expusieron en el marco de las jornadas. No en vano las actas son el resultado de un trabajo colectivo en que encontramos sesenta comunicaciones agrupadas en tres ámbitos temáticos muy amplios: “Poder político y movimientos sociales”, “Globalización, sociedades capitalistas y desarrollo” y “Tecnologías de la información e investigación histórica”. Destaca la gran diversidad de periodos y temas tratados, fuentes documentales empleadas, y el recurso en diferentes metodologías y líneas de investigación histórica. Estamos ante unos trabajos de investigación interesantes y atractivos que combinan el rigor científico con la pasión por la divulgación de la historia. Son aportaciones de gente que apenas empieza a dar a conocer sus investigaciones y, por lo tanto, con la publicación de las actas de las III Jornadas de Jóvenes Historiadores e Historiadoras disponemos de un buen termómetro para medir el nivel de la joven historiografía catalana, de la historiografía que tomando como base nuestra tradición se adentrará en el siglo XXI. Los jóvenes historiadores e historiadoras destacan por la voluntad compartida de dignificar y profesionalizar el trabajo de investigación histórica, lo cual implica un compromiso para superar la deficitaria inversión pública, la precariedad laboral y el corporativismo académico vigentes y, sobre todo, un cambio de mentalidad hacia las nuevas plataformas de comunicación, en que los historiadores y las historiadoras tienen mucho que decir. Porque, al fin i al cabo, “sin memoria no hay futuro”.